Hoy, 5 de diciembre de 2025, Puerto Rico pierde a una funcionaria que, a todas luces, estaba haciendo exactamente lo que se supone que haga un Secretario del DACO: defender a la gente. La destitución de Valerie Rodríguez Erazo no es solo una noticia política más; es un síntoma de algo que muchos profesionales de mi campo conocemos muy bien.
Valerie se atrevió a tocar a los intocables. Se fue de frente contra LUMA Energy, buscando tumbarles la inmunidad, y se tiró a la calle a verificar que no nos "cogieran de bobos" con el peso de los pavos en los supermercados. En arroz y habichuelas: hizo su trabajo. Y lamentablemente, en muchas estructuras de poder, hacer el trabajo bien es el pecado capital.
Un "Déjà Vu" Personal
Ver esta noticia me tocó la fibra porque he estado en esos zapatos. Hace unos años, en mi práctica privada, trabajé como Oficial de Cumplimiento (Chief Compliance Officer) para una compañía privada
Me contrataron, en teoría, para asegurar que todo estuviera en orden. Pero la realidad fue otra. Cuando empecé a levantar la alfombra y a señalar las violaciones de ley que existían—cosas que ponían en riesgo tanto a la empresa como a los empleados—me encontré con una pared de concreto. A la dueña no le interesaba la corrección; le interesaba la facturación. No querían que yo cambiara nada porque la ilegalidad era más rentable.
Al igual que parece haberle pasado a la Lcda. Rodríguez Erazo, mi insistencia en la ética y la ley me volvió "incómodo".
La integridad no tiene precio, pero tiene costo
Ahora, desde mi posición en el servicio federal, en el Departamento del Interior (donde sigo colaborando con Fish and Wildlife), veo las cosas con aún más claridad.
El rol de un profesional de Compliance o de un jefe de agencia no es caerle bien al que manda, ni ser simpático con las corporaciones; es asegurar la equidad y el cumplimiento de la ley.
La salida de Valerie envía un mensaje peligroso a los profesionales de Puerto Rico: "No agites el bote". Pero yo pienso diferente. Estos son los momentos que definen el carácter.
A veces, que te saquen de un puesto por tener demasiada integridad no es una mancha en tu currículum; es una medalla en tu pecho. Al final del día, uno tiene que poder dormir tranquilo, sabiendo que no se prestó a lo malo.
Conclusión
Necesitamos más gente que, como Valerie, esté dispuesta a ser la piedra en el zapato del sistema. Ya sea en el gobierno o en la empresa privada, la integridad tiene que dejar de ser una palabra bonita en un papel y convertirse en la norma; duélale a quien le duela.
Sobre el autor: Christian R. Lebrón León. Boricua, experto en relaciones laborales y cumplimiento con más de 25 años de experiencia "bregando" con leyes federales y estatales. Actualmente reside en Santa Isabel.

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